jueves, 15 de febrero de 2007

Narciso

Es un hermoso joven, hijo del dios del río Cefiso y de la ninfa Liríope. Cuando nació, sus padres consultaron al adivino Tiresias que dio la siguiente respuesta: "Vivirá hasta viejo si no se contempla a sí mismo". A causa de su gran belleza todo el mundo se enamoraba de él desde doncellas hasta muchachos, pero él los rechazaba a todos. Entre ellas estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y ésta la había condenado a repetir las últimas palabras de lo que se le dijera. Eco fue, por tanto, incapaz de hablarle a Narciso de su amor; pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando él preguntaba “¿Hay alguien aquí?”, Eco contenta respondía: “Aquí, aquí”. Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: “¡Ven!”. Después de responder: “Ven, ven”, Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso se negó a aceptar el amor de ella, y se ocultó en una cueva y allí preparó su venganza. Para castigar a Narciso, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se apasionara de su propia imagen reflejada en una fuente. Incapaz de apartarse de su imagen, acabó por tirarse a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.



Eco y Narciso, 1905. Fragmento John William Waterhouse. Pintor inglés que por los temas que trata entra dentro de la corriente del prerrafaelismo. Aquí representa a Narciso inclinado sobre el estanque contemplando su propio reflejo en las aguas. A sus pies ya nacen los narcisos blancos. El carcaj yace a su lado porque el joven venía de cazar. La cabeza está coronada con guirnalda de hojas, como la iconografía del Renacimiento. La túnica roja imprime una nota de color en el paisaje típicamente inglés.

Roma. Galería Nacional. H.1594. Pintor perteneciente al naturalismo barroco, gran renovador por el tratamiento de la luz. El tenebrismo que se aprecia en sus cuadros dramatiza las figuras. Vemos el reflejo del rostro del joven Narciso en el estanque. En el mismo borde destaca el reflejo de la rodilla. No hay paisaje de fondo.

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